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Foto del escritorMaria A Mayol

Tu cuerpo es sagrado. Es el templo de tu esencia, de tu Espíritu. Conecta con tu cuerpo para acceder a ella.

Actualizado: 11 feb

Al nacer estamos conectados a nuestro cuerpo, lo sentimos, lo escuchamos, pero, a medida que vamos creciendo, se nos enseña a no prestarle atención, a no hacerle caso, a no validar lo que él siente, a desconectarnos de él. Vamos aprendiendo a mirar hacia afuera, a los estímulos externos, y perder nuestra mirada interior. Así, vamos creciendo completamente alejados de su sentir, perdiendo una oportunidad única de poder utilizar este vehículo poderoso para nuestro beneficio. La mayoría de las personas tienen su cuerpo completamente dormido, no son capaces de sentir como la energía fluye a través de él ni de escuchar las señales que éste envía. De esta manera, cuando hay un bloqueo o falta de energía en algún lugar no lo notan, hasta que se convierte en enfermedad o dolencia.



mujer conectando con su cuerpo a través del yoga
Conectando con el cuerpo y con la vida.


La información que el cuerpo te aporta es verdadera, completamente sincera. Aprender a escucharlo y usarlo como guía puede ser de gran ayuda para tu vida. Te avisa antes de que caigas enfermo, de qué camino seguir en caso de duda, de la sinceridad de las personas a tu alrededor, de peligros, oportunidades…

La inteligencia de tu cuerpo es maravillosa. Puedes acceder a su sabiduría si te reconectas con él. Tu cuerpo es tu hogar en el Cosmos, es quien te arraiga en el mundo físico. Él sabe lo que es bueno, sano para ti. Si de verdad aprendes a vivir sintiéndolo recuperarás tu sabiduría interna.


Escuché hace años una entrevista a Anita Moorjani (la autora de "Morir para ser yo"), que narraba cómo había empezado a conectar y escuchar a su cuerpo después de su experiencia de muerte y resurrección. Explicaba que cuando se encontraba mal o baja de energía se retiraba a meditar con su cuerpo y éste le revelaba los suplementos o acciones que necesitaba.


Cuando aprendemos a despertar y conectar con nuestro cuerpo podemos pedirle consejo sobre qué comida nos conviene, qué suplementos tomar, qué decisión es más conveniente para mi… A la vez, viviremos una vida más plena, seremos más sensibles al amor y a las experiencias de vida.


Sabemos también que para integrar un aprendizaje, una sanación, o un proceso debemos pasarlo por el cuerpo. Él es quien debe sentirlo, asimilarlo, para que quede completamente integrado. Cuando es así, tanto el aprendizaje como la sanación son completos.


¡Pobre cuerpo!, lo maltratamos muchas veces. Lo comparamos con otros, lo maldecimos, nos quejamos de él. No somos plenamente conscientes de su sacralidad. Por lo tanto, es importante cuidar los productos que le ponemos, la alimentación que ingerimos..., intentando no enviarle tóxicos usando jabones y cremas ecológicas, así como alimentos saludables y orgánicos. Todo lo que le daña a él también daña al planeta. Además, debemos aprender a agradecer su servicio y hablarle con el lenguaje del amor. Es el vehículo con el que hemos llegado a esta tierra, nuestro templo y, por tanto, es hora de empezar a honrarlo y venerarlo. Te sugiero que empieces a decirle frases bonitas como: mi cuerpo es fantástico; mi cuerpo está sano y es perfecto; mi cuerpo es mi templo; estoy inmensamente agradecido a mi cuerpo... Ves observando los cambios en ti, en tu salud y en tu bienestar a medida que cambias tu mirada hacia él.


Conectar con él requiere voluntad y concentración, ya que debemos ser constantes para notar los efectos de su conexión. Debemos empezar a entrenar la atención hacia nuestro interior para ser conscientes de toda la vida que hay en él, sentir la energía interna, como se despiertan diferentes partes y como cada vez sientes y percibes más.


Nuestro cuerpo necesita de tiempos acordes a él, escuchar su ciclicidad y estacionalidad, como la madre Tierra, el gran cuerpo que habitamos como planeta. Reconectar con los ciclos naturales nos ayuda a realizar esta mirada introspectiva, hacia el interior de nuestro sentir. Integrar en nosotros el elemento tierra es de gran ayuda en este proceso de su despertar. El enraizarnos a la Gran Madre nos da la fuerza vital necesaria para mantenerlo activo.


Estar conectados a nuestro cuerpo, a la vez, nos permite estar presentes, en el aquí y ahora. En este estado de Presencia es donde todo sucede. Es en esta presencia donde encontramos la felicidad, el sentir, la VIDA. Cuando ponemos mente, nos vamos a los pensamientos, salimos de él y vivimos en el pasado o en el futuro, o sea, en lo efímero, lo no-real.


Para empezar a despertar tu cuerpo y tu sensibilidad te propongo un ejercicio muy fácil, pero que requiere constancia:

Muévete: danza, baila, agítate, mueve tu cuerpo al máximo, cada parte de él, durante 5-10 minutos diarios. Después para, cierra los ojos, pon la mirada hacia tu interior y siéntete. Obsérvate detalladamente, cada parte de tu cuerpo. Ves anotando mentalmente qué partes se van despertando a la vez que avanzas en su despertar. Empieza a observar cómo las palabras, las personas, los lugares impactan sobre diferentes partes de tu cuerpo. Cómo lo sientes en cada situación de las que vives. Ves practicando esta observación consciente y observarás como vas despertando una gran sensibilidad en ti.


Cuando te alineas de verdad al sentir de tu cuerpo adquieres sabiduría y te conviertes en un auténtico líder de tu vida.


 

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¿Cómo sientes la conexión con tu cuerpo? ¿Necesitas re-aprender a conectarte a él? ¿Quieres sentir toda la vida que hay en ti?


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